Saturday, March 12, 2011

LA RAMBLA DE VALLEJO Y LAS 'NEUROSISES'


He recorrido pasajes que desconocía de un escritor al que desconozco, y creo, desconoce la mayoría de Colombia, pues ya ni siquiera es colombiano; se ha convertido en una especie de caricatura pervertida tras renunciar a nuestra nacionalidad y ser condenado por buena parte de los medios colombianos.

Un paréntesis: yo mismo consideraría esa posibilidad, la de largarme, si tuviera opción y medios para hacerlo; hay que ver cómo tratan de bien a los extranjeros en Colombia, ya quisiera yo ser tratado en mi país con tanta deferencia.

Volviendo al tema,la verdad he notado que no dice cosas muy descabelladas para ser tan tristemente célebre, ni muy del conocimiento general, para no serlo.
Hasta donde voy en la lectura de 'La Rambla Paralela', libro que publicó en 2002 bajo el sello Alfaguara y yo compré en un ofertazo de la papelería y librería Panamericana, lo califico felizmente como uno de mis hallazgos recientes; esto es relevante si se tiene en cuenta que padezco, desde unos dos años atrás, de una casi total inapetencia literaria, tanto en calidad de lector como de escritor en ciernes.

He encontrado momentos de paralelismo y alineación con mis muy personales pensamientos. Pienso que eso es suficiente para apreciar a un escritor, por muy marica que éste sea, en una especie de relación de colegaje y hermandad de neurosis (¿cuál es el plural de neurosis?, ¿neurosises?)

Extraigo dos fragmentos:

P.33.
"Un perro muerto en una carretera le partía el alma y lo ponía a maldecir a Dios.
- Te va a soltar un rayo por blasfemo.
- Que me lo suelte ese hijueputa.
De hache pe no lo bajaba, y era lo más que tenía. Además, ahora estaba en España, país de blasfemos. Por más poderoso que fuera, ¿de dónde iba a sacar Dios rayos para tantos? En el montón estaba la protección. La muerte no le iba a venir de arriba: le estaba llegando de adentro".

Es cierto, la muerte viene de adentro, incluso un rayo es la validación de una condición innata, del orden natural de la material inerte. Triste para los que tienen el privilegio de vivir, pero cierto.

P.51.
"Y se embarcó en su tesis de que los españoles compraban libros pero no los leían. Como él, que tenía un condón sin usarlo desde hacía años y años. Y lo sacó de un bolsillo para mostrárselo a los otros maestros.
- Éste, paisanos, es el condón del optimismo: vencido en el milenio que pasó. La fecha de caducidad les da una medida de mi decadencia". (La rambla paralela, Fernando Vallejo, 2002, Ed. Alfaguara).

Es cierto, un condón vencido es una señal de la decadencia de un optimista y uno roto una señal inequívoca del optimismo de un decadente.
La gente feliz y estable usa la inyección letal contra cierta compleja enfermedad; aunque vale decir que la gente estable rara vez conserva la felicidad que creyó atesorar, a menos que un choque neuro-químico reproductivo se encargue de rescatar esa felicidad fallida. Cierto, pero triste.

Siempre es bueno que otro diga lo que uno jamás quisiera decir en público; sobre todo en veladas sociales familiares, como bautizos, baby showers y matrimonios, que son las pocas a las que actualmente tengo la oportunidad y el ánimo de asistir, gracias a mi pareja que a bien tiene invitarme.

En conclusión: no hay conclusión, seguiré leyendo este hallazgo sorprendente. Ya les contaré si encuentro otros fragmentos que estimulen mi apetito lector y mis neurosis.

MC130311