LAS OJERAS DE LA CALLE dan vuelta a la manzana,
Deberían rodar como llanta vieja, calle abajo.
Niños que encontrarán su mundo en sus verrugas
Se reflejan en un charco,
Casas de pocas puertas y muchas ventanas,
Porque de allí provienen como polvo negro.
En el terrario de esa acera, el asfalto a la raigambre
Atrapará para su causa victoriosa.
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